martes, 3 de septiembre de 2024

¿Acostumbrarnos a la hipocresía y al desprecio?*

Hace unos pocos años fui víctima de discriminación en un consultorio médico. Tenía una pequeña protuberancia en el pecho causada por un vello encarnado y acudí a una clínica. La doctora me preguntó por qué me depilaba y si era homosexual, luego dijo: “¡Con razón!¡Los heterosexuales no hacen eso!”. Cuando le dije que eso no tenía nada que ver, me dijo: “¡No, señor, eso solo lo hacen los homosexuales!”. Prácticamente quiso decir que solo a los homosexuales se nos encarnan vellos porque al parecer los heteros no se rasuran el pecho.

Por otro lado, también he visto ataques homofóbicos en redes sociales y cómo calificaron la versión de Cenicienta creada por Amazon Prime de “vulgar y obscena” por incluir a un personaje LGBTQIA+.

Yo mismo he recibido comentarios negativos en las redes sociales, en donde me han llamado “culicagao” y que mi comunidad es ridícula y nunca seremos aceptados. Puro odio es lo que vierten en sus comentarios. Así como se expresan en la internet, también maltratan y hacen daño por fuera.

También vimos hace unos años a un sacerdote colombiano utilizar el término “marica” en la forma más despectiva y con toda la intención de ofender, aun sabiendo que sus palabras, por la influencia que tiene la iglesia católica, pueden desencadenar persecución a la comunidad LGBTQIA+ local.

He visto también, por otro lado, personas que supuestamente nos aceptan como somos y nos apoyan, pero crían a sus hijos homofóbicos (les dicen que no está bien ser gays pero tienen amigos homosexuales); es decir, hipocresía en su máxima potencia.

Asimismo, hemos visto al Papa Francisco, el pontífice de la Iglesia Católica, saltar en todas direcciones con sus comentarios hacia la comunidad LGBTQIA+: un día nos apoya y luego aprueba la bendición a parejas del mismo sexo “siempre que no se asemeje al matrimonio”. También ha manifestado estar de acuerdo con las leyes y Estados que brindan apoyo legal en términos de casamiento a la comunidad LGBTQIA+, exepto cuando son matrimonios eclesiásticos.

Yo digo, si va a salir con eso, ¿para qué se pone a decir que nos deben aceptar en la iglesia? Si nos quieren ver como iguales, entonces deberían aceptarnos completamente, porque decir que nos aceptan y después salir con comentarios contradictorios es hipocresía. Es como decir que aceptas a una persona negra, pero sigues coartando sus derechos. ¡Es pura falsedad!

Ya hemos visto suficientes crímenes de odio, injusticias, daños psicológicos y físicos. Los asesinatoshacia las personas LGBTQIA+ son muy comunes y muchas veces pasan desapercibidos o quedan
impunes.

Entonces, la pregunta grande aquí es: ¿a cuánta hipocresía tenemos que acostumbrarnos? ¿Tendremos que vivir a la defensiva siempre, pensando que quienes nos rodean son doble cara? ¿Qué hay de esxs niñxs que están descubriendo apenas su sexualidad? ¡Sabemos cuánto miedo viene a nosotros al autodescubrirnos! ¡Lo hemos vivido! ¿Deben estxs pequeñxs acostumbrarse a vivir pensando que no les quieren ni les aman?

Lxs personxs LGBTQIA+ queremos paz, sentirnos amadxs, respetadxs y, por sobre todo, segurxs. No tenemos porqué acostumbrarnos a la hipocresía. Debemos buscar los espacios donde nos sintamos segurxs, así sea lejos de nuestra familia y aprender a luchar por nuestros derechos.


Por otro lado, no podemos lamentablemente cambiar los pensamientos de la sociedad, pero si podemos, a través de nuestro activismo, educar, informar y ayudar a sembrar conciencia. Todo es un granito de arena que esperemos vaya creando poco a poco un cambio. ¡Es urgente! No quiero vivir con miedo. ¿Qué hay de ti?

Harold Sanchez

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