La mayoría de los gays adultos no pudimos tener romances
adolescentes, ni tuvimos la dicha de contar con alguien a quien confiarle si
nos gustaba un chico. Peor aún, muchas veces nos sentíamos atraídos hacia
alguien que no era gay, lo cual era incomodísimo, y si te descubrían mirándolo
podías recibir desde un golpe hasta una suspensión en el colegio por “conducta
inapropiada”. Luego venía el regaño ( y tal vez la correa) en casa.
Desgraciadamente, la sociedad nos inculca en la niñez que gustarnos
personas de nuestro mismo sexo es indebido. Por eso mismo, cuando empezamos a
descubrirnos como personas LGBTQ+, llegan también la confusión, la culpa y el
autodesprecio. Entonces vivimos con temor y mantenemos nuestros sentimientos en
la oscuridad.
Es por eso es que series como Heartstopper o Young Royals (ambas de Netflix) son populares no sólo entre los adolescentes, sino también entre adultos, porque a través de ellas podemos por lo menos imaginar cómo hubiera sido nuestra adolescencia si hubiésemos tenido la oportunidad de expresar nuestra sexualidad, es decir, podemos “recordar lo que no vivimos”.